CINEINFINITO / Centro Cultural Doctor Madrazo
Viernes 22 de Julio de 2022, 18:30h. Centro Cultural Doctor Madrazo
Calle Casimiro Sainz, s/n
39004 Santander
Programa:
– City That Never Sleeps (1953), 35mm, b&n, sonora, 90 min. [V.O.S.E.]
*Presentación a cargo de José Luis Torrelavega
Formato de proyección: HD (copia restaurada)
John H. Auer (3 de agosto de 1906, Budapest – 15 de marzo de 1975, Hollywood, Los Angeles) nació en Hungría, donde trabajó como actor infantil. Al trasladarse a América en 1928, se convirtió en director y productor de cine, primero en México y a partir de los años 30 en Hollywood.
Auer fue actor infantil en Viena desde la edad de 12 años. Al crecer, adquirió cierta experiencia empresarial en Europa, pero decidió emigrar a los Estados Unidos en 1928. Al principio buscó trabajo como director en Hollywood, pero la suerte no lo favoreció. A continuación hizo algunos intentos de dirigir películas en México, con buenos resultados, tanto desde el punto de vista crítico como de taquilla; con algunas llegó a conseguir premios del gobierno mexicano.
Su éxito en México ayudó a Auer en su vuelta a Hollywood para dirigir películas. Aunque trabajó sobre todo para la Republic Pictures, especializada en westerns y películas de serie B, continuó haciendo películas de tema criminal y musicales. Además de dirigir, también produjo la mayor parte de sus películas.
En 1934 Auer codirigió (junto a Chester Erskine) Frankie and Johnny, en los estudios Mascot. En sus últimos años trabajó principalmente para la Republic. Fue a finales de los 40 y primeros 50, cuando algunas películas de serie B como Angel on the Amazon, Thunderbirds, y Hell’s Half Acre empezaron a ser bien recibidas por los amantes del cine. También hizo una película para la RKO, Gangway for Tomorrow, y para la Universal Johnny Doughboy.
John H. Auer (August 3, 1906 in Budapest, Hungary – March 15, 1975 in North Hollywood, Los Angeles) was a Hungarian-born child actor who, on coming to the Americas in 1928, became a movie director and producer, initially in Mexico but, from the early 1930s, in Hollywood.
Auer was a child actor in Vienna from the age of 12. After he grew up, he had some business experience in Europe, but decided to emigrate to the United States in 1928. He first sought work as a director in Hollywood but luck did not seem to favour him. Next, he tried his hand at directing some Mexican films, which did quite well as they not only brought him critical acclaim but also fared well in box office receipts; some even brought him awards from the Mexican government.
His success in Mexico helped Auer to make a re-entry into Hollywood and direct films. Although he worked mostly for the Republic Pictures who specialized in Westerns and B films, he stuck to crime thrillers and musicals. Besides directing, he also produced most of his directed films.
The year 1934 saw Auer’s Hollywood directorial venture, Frankie and Johnny, filmed at the Mascot Studios. His later years were spent mostly with the Republic Pictures. It was in the late 1940s and early 1950s when some of his B-rated movies such as Angel on the Amazon, Thunderbirds, and Hell’s Half Acre were well accepted by the film lovers. He also did a film with RKO Pictures’s Gangway for Tomorrow and Universal Studios’s Johnny Doughboy.
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[…] Howard Reid le llegó incluso a llamar (en Film Index) el John Farrow de la Republic: «Como Farrow, se interesaba por la escritura de los guiones, le seducían los movimientos de cámara y se apasionaba por la composición de los planos y los problemas de montaje. Pero allí donde Farrow podía ejercer un control dictatorial, especialmente sobre los actores, Auer estaba sometido a las limitaciones impuestas por la pobreza de los presupuestos y la rapidez de los rodajes». Llegado a los Estados Unidos en 1929, donde comenzó su carrera cinematográfica como ayudante antes de dirigir las versiones en lenguas extranjeras para la Universal, el papel que este húngaro desempeña en la Republic es desde luego bastante particular. En primer lugar, por la gran cantidad de películas que realiza y, sobre todo, por sus búsquedas visuales: duración de los planos, frecuente empleo del gran angular, montaje cut travelling sobre travelling. Unos efectos de dirección —no hemos visto las suficientes películas suyas como para hablar de estilo— que se ajustan perfectamente al tipo de relatos que parecen gustar a Yates: esa mezcla de romanticismo barato, extravagantes peripecias y lirismo pulp adaptable al film negro o al melodrama. Películas en que los sentimientos se tratan con la misma falta de realismo con que los trataba el serial, ese serial en el que Republic no tenía rival. De ahí el tono extraño y a veces no carente de encanto de varias de sus películas. Y de ahí también que la carrera de Auer no esté exenta de sorpresas. Máxime cuando la ausencia de estrellas dejaba en libertad a los realizadores para experimentar un estilo fotográfico y cuando ese estudio disponía de notables —aunque muy subestimados— especialistas en efectos y trucajes: Howard y Theodore Lydecker, cuyo trabajo en maquetas y transparencias resulta a menudo pasmoso, habida cuenta de la pobreza de medios.
– Bertrand Tavernier y Jean-Pierre Coursodon
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[…] Por las condiciones de rodaje y los argumentos que daba por buenos o acataba como mejor podía, es probable que no haya muchas grandes películas en su filmografía pero, por la porción vista de su obra, sí abundantes ráfagas, trozos, mitades y hasta films enteros magníficos y desde luego tan vivos como extraños, como esos animales perdidos en confines alejados de la mano de Dios.
El estigma del cine negro -como género-, aunque pueda ser un componente parece que básico en su cine y más concretamente un cine simplemente turbio, oscuro, nada fiable, queda permanentemente en el cine de John H. Auer «discutido», escenificadas las más de las veces en pugnas de rectas conductas contra el envilecimiento, sin fáciles claudicaciones.
Hasta cuando está presente simbólicamente en aventuras exóticas como la que cuenta «Angel on the Amazon» de 1948 o la muy delirante «The crime of Dr. Crespi» del 35, con un autoparódico Stroheim, rodada en cinco días y en tres decorados, está presente ese leitmotiv por entonces ya tan poco de moda.
Con apenas un tercio de su obra disponible y sin salirse de los sistemas de producción de la Republic, brilla con fuerza su ideal y su planificación sobre todo en «Gangway for tomorrow» (43) o la segunda (hay otra anterior de 1936, sin relación, pero llamada exactamente igual; hasta en eso es especial) «A man betrayed» -a las que uno imagina sin grandes esfuerzos al lado de muchos Tourneur o Siodmak de esos años-, en los insólitos dramas «Hell’s half acre», «I, Jane Doe» o «Johnny Trouble», en la peripecia bélica de retaguardia «The eternal sea» (de 1955, una buena piedra de toque para iniciarse en su cine, algo más holgada de presupuesto e ignoto y tardío reflejo americano del espíritu del cine inglés en tiempos de guerra y hasta antepasado lejano en varios y curiosos aspectos de «The wings of eagles»; lamentablemente también una de las menos difundidas) o la citada y más ambiciosa aún -con elementos de cine fantástico, langianos, cukorianos y casi buñuelianos- «City that never sleeps».
Todas ellas, como las más imaginativas de entre las paupérrimas filmadas por Edward Ludwig, Ted Tetzlaff, Lewis R. Foster o Edgar G. Ulmer, parecen ahora más generosas […] de lo que con toda seguridad se consideraron en su día.
Ese citado componente que coquetea constantemente con el thriller y que aparece alevosamente cuando ni se espera en forma de iluminación contrastada, otras como un secundario fuera de tono, tal vez una elipsis demasiado brutal o un retroceso temporal en la trama originado por amnesias y lagunas mentales varias, emparenta su cine, más con el de ningún otro realizador, con el de un cineasta relacionado siempre con la bonhomía y la noble lucha por la justicia, Frank Capra.
[…]
Tan intensa y variada como la galería de personajes que la pueblan, «City that never sleeps» se contempla ahora como una gema en bruto, sucia, con ganga, claros puntos de fuga, saltos y batacazos, quizá ganas de abarcar demasiado terreno o hacerlo en demasiado poco tiempo, pero también de un brillo cegador, ideas a borbotones, punch, movimiento constante, belleza arrancada ansiosamente a cada encuadre, a cada diálogo… todo eso enganches de la cinefilia.”
– Jesús Cortés, extracto de Espacios reducidos, 2012 [link]

City That Never Sleeps (1953)
El agente de Chicago Johnny Kelly, Jr., que se unió al cuerpo para dar gusto a su padre, también policía, no ha tenido descanso en su vida laboral y decide dejar el trabajo al día siguiente. Se deja comprometer por un sombrío abogado y decide dejar a su mujer debido a su obsesiva relación con una stripper que trabaja en un sórdido club nocturno. Aunque el sargento que patrulla con él en su última noche es un desconocido para Kelly, el enigmático policía parece conocer muy bien a Johnny. Salen en un coche de patrulla para la que será la última noche del desilusionado y joven policía, memorable y llena de incidentes.
Reseña:
La ambiciosa película negra de 1953 del productor y director John H. Auer City That Never Sleeps está protagonizada por Gig Young, que más tarde sería un actor de comedia ligera lleno de talento y que encarna aquí a Johnny Kelly, un policía de Chicago que decide acabar con su matrimonio con Kathy Kelly (Paula Raymond) por causa de una vil cantante de striptease, Sally ‘Angel Face’ Connors (Mala Powers): esto sucede después de que Angel Face le diga que se irá con su antiguo amante, el empresario Gregg Warren (Wally Cassell), a menos que Johnny deje a su mujer.
Mientras tatno, el rico y corrupto abogado Penrod Biddel (Edward Arnold) ofrece a Johnny (Young) un montón de dinero si consigue organizar un falso arresto contra Hayes Stewart (William Talman), que tiene una relación con su mujer, aunque lo que Biddel (Arnold) no sabe es que Stewart (Talman) es el mejor amigo de Johnny (Young). Así que Johnny (Young) planea retirarse de la policía, dejar a su mujer, y huir con su novia stripper al día siguiente. Pero antes tendrá una última noche de servicio muy movida.
La película tiene un guion respetable y complejo, y los personajes e incidentes son fascinantes, a pesar de que el relato tiene muchas convenciones melodramáticas propias de la serie B, aparte del bajo presupuesto habitual en la humilde Republic Pictures. Pero el reparto y la interpretación son bastante buenos, y Auer consigue maravillas filmando en las calles de Chicago, aportando una pátina de realismo que desentona de la artificiosa e inverosímil historia escrita por Steve Fisher. La desnuda fotografía en blanco y negro de John L Russell saca el máximo partido de las localizaciones. Sin embargo, también hay tomas de estudio menos convincentes, realizadas en los estudios de la Republic (North Hollywood).
También intervienen en el reparto Chill Wills, Marie Windsor, Otto Hulett, Ron Hagerthy, James Andelin, Tom Poston, Bunny Kacher, Philip L Boddy y Thomas Jones.
City That Never Sleeps hace pareja con otra película posterior de John H Auer de 1954, Hell’s Half Acre, también escrita por Steve Fisher y rodada con un equipo similar.
City That Never Sleeps fue dirigida por John H. Auer, dura 90 minutos, fue producida y distribuida por Republic Pictures (1953) en Estados Unidos, y por Republic Pictures International, British Film Division (1953) en Reino Unido. Escrita por Steve Fisher, rodada en blanco y negro por John L. Russell Jr, producida por John H. Auer, con música de R .Dale Butts, dirección artística de James W. Sullivan y decorados de John McCarthy Jr. y Charles S. Thompson.
Fue presentada por el jefe de Republic Pictures, Herbert J Yates.
El club nocturno Silver Frolics de la película era un local real situado en el número 400 de North Wabash Avenue. El edificio en el que se produce el robo es el Marquette Building, situado en el número 140 de South Dearborn Street, en el centro de Chicago.
— Derek Winnert
Uniformed Chicago cop Johnny Kelly, Jr., who originally joined the force to make his policeman father happy, has grown restless in the job and has decided to resign the next day. He allows himself to be compromised by a shady lawyer and has decided to desert his wife because of his obsessive affair with a stripper in a sleazy nightclub. Although the sergeant who partners with him for his last night of duty is a stranger to Kelly, the enigmatic cop seems to know Johnny very well. They leave in a squad car for what will be a very eventful last night on duty for the disillusioned young policeman.
Review:
Producer-director John H Auer’s ambitious 1953 film noir-style crime drama City That Never Sleeps stars Gig Young, later a talented light comedian, who enjoys a useful straight role as Johnny Kelly, a married Chicago cop who decides to throw away his marriage to wife Kathy Kelly (Paula Raymond) because of a worthless striptease singer Sally ‘Angel Face’ Connors (Mala Powers), after Angel Face says that she will go off with showman old flame Gregg Warren (Wally Cassell) unless Johnny leaves his wife.
Meanwhile rich crooked attorney Penrod Biddel (Edward Arnold) offers Johnny (Young) loads of money if he will pull a fake arrest on Hayes Stewart (William Talman), who is canoodling with his wife, though what Biddel (Arnold) doesn’t know is that Stewart (Talman) is Johnny (Young)’s buddy. So Johnny (Young) plans to resign from the police force, leave his wife and run away with his stripper girlfriend the next day. But first, he has a packed last night on duty.
The movie has a creditable and complex screenplay, and the characters and incidents are really quite fascinating, though it is very much a B-movie melodramatic stock script, and there is the usual low budget from humble Republic Pictures. But the cast and their performances are plenty good enough, while director Auer gets the best out of his Chicago street location filming, giving it a surface gleam of convincing realism at odds with the artificiality of the contrived, hard-to-believe story written by Steve Fisher. John L Russell’s strikingly stark black and white cinematography makes the most of the locations. However, there is of course less convincing realism in the studio filming at Republic Studios, North Hollywood.
Also in the cast are Chill Wills, Marie Windsor, Otto Hulett, Ron Hagerthy, James Andelin, Tom Poston, Bunny Kacher, Philip L Boddy and Thomas Jones.
City That Never Sleeps is an earlier companion piece to John H Auer’s 1954 black and white drama Hell’s Half Acre, also written by Steve Fisher and a using similar crew.
City That Never Sleeps is directed by John H Auer, runs 90 minutes, is made by Republic Pictures, is released by Republic Pictures (1953) (US) and Republic Pictures International, British Film Division (1953) (UK), is written by Steve Fisher, is shot in black and white by John L Russell Jr, is produced by John H Auer, and is scored by R Dale Butts, with Art Direction by James W Sullivan and Set Decoration by John McCarthy Jr and Charles S Thompson.
It is presented by Republic Pictures boss Herbert J Yates.
The Silver Frolics nightclub in this film was an actual Chicago attraction located at 400 400 North Wabash Avenue. The robbery building location is the Marquette Building, 140 South Dearborn Street, in downtown Chicago.
— Derek Winnert
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The City That Never Sleeps es un film negro con excelentes y muy originales momentos: la relación entre un asesino y un actor que hace de marioneta en un escaparate y que ha sido testigo del asesinato, así como otras escenas más clásicas, pero muy bien filmadas, como la del robo en un inmenso rascacielos desierto en el que patrullan dos policías. La dirección muestra una gran fluidez en la yuxtaposición de historias paralelas y la descripción de relaciones entre los personajes, de los que William Tallman, el prestidigitador cri-minal, resulta el más logrado. Una vez más, se trata de una curiosa mezcla de convenciones y ambiciones, con algunos planos nocturnos de Chicago muy logrados y una buena utilización de los escenarios naturales (una de las preocupaciones de Auer, que se sentía encajonado en los escenarios de estudio Angel on the Amazon), aunque en algunos casos hubieran ganado filmándolos con menos nitidez (el music-hall donde actúa Mala Powers, por ejemplo) Detalle insólito: el guión de Steve Fisher utiliza el comentario en off, algo corriente en este tipo de películas, pero que aquí reviste una forma muy particular, toda vez que es «la Ciudad» del título quien habla en primera persona.
– Bertrand Tavernier y Jean-Pierre Coursodon
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No, no es un documental satírico sobre Market Harborough, sino un raro ejemplo –de hecho el único ejemplo– de cine negro extravagante. La película reúne de forma rutinaria a sus personajes carcomidos por la angustia: el policía tentando por la corrupción a causa del amor de una stripper, el abogado de cierta edad casado con una mujer joven que se aburre, el criminal que adora a un conejo que tiene como mascota, etc. Se suceden las imágenes familiares: un fugitivo corriendo a toda velocidad por una estación de tren, luces de neón atravesando una callejuela, un repentino primer plano de un rostro sudoroso. Pero luego la película vira hacia lo fantástico, con la aparición de Chill Wills como el “espíritu de la ciudad”, nada menos, que se materializa durante la noche como el fantasmal compañero de patrulla de Young, observando la acción con un espíritu casi budista. Dejando aparte a Gig y Chill, este un thriller satisfactorio, filmado de manera muy inventiva en un Chicago invernal.
No, not a satirical documentary about Market Harborough, but a rare example – actually, the only example – of whimsical noir. Routinely the film assembles its angst-racked characters: the cop tempted into dishonesty for love of a stripper, the ageing attorney with a bored young wife, the killer who dotes on his pet rabbit, etc. Familiar images recur: a fugitive darting across a railroad yard, headlights slicing down an alley, a sudden sweaty close-up. But then the film tilts towards fantasy with the introduction of Wills as the Spirit of the City, no less, materialising for the night as Young’s ghostly patrol car partner, observing the action with Buddha-like understanding. Gig and Chill aside, this is an averagely satisfying thriller, inventively shot on wintry Chicago locations.
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El 3 de febrero de 2018, el director Martin Scorsese presentó una nueva copia restaurada de City That Never Sleeps en la inauguración de una retrospectiva de 30 películas de la Republic Pictures en el MoMA de Nueva York, e hizo referencia a la potencia y brillantez de la película.
Es una larga noche para el policía de Chicago Gig Young, que sigue la pista de un criminal (William Talman), tiene una relación con una stripper (Mala Powers), y está pensando en aceptar un soborno de un abogado corrupto (Edward Arnold). Un naturalismo casi documental da paso pronto a una estilizada pesadilla bajo la dirección de John H. Auer. – MoMA
On February 3, 2018, director Martin Scorsese introduced a newly restored print of City That Never Sleeps as the opening film of a 30 movie retrospective of restored Republic Pictures that Scorsese curated to be exhibited at the Museum of Modern Art in New York City, citing the picture’s blazing energy and brilliant creativity.
It’s a long night for Chicago cop Gig Young, as he tracks a killer (William Talman), romances a stripper (Mala Powers), and considers taking a bribe from a crooked lawyer (Edward Arnold). Documentary-like naturalism quickly gives way to nightmarish stylization under the direction of John H. Auer. – MoMA
Traducción del texto: Javier Oliva