Cineinfinito #159: Bill Vehr

CINEINFINITO / Centro Cultural Doctor Madrazo
Viernes 16 de Julio de 2021, 18:30h. Centro Cultural Doctor Madrazo
Calle Casimiro Sainz, s/n
39004 Santander

Programa:

– Avocada (1966), 16mm, color, sonora, 37 min

Formato de proyección: HD (nuevo escaneo digital expresamente hecha para esta proyección)

Agradecimiento especial a The Film-Makers’ Cooperative


Bill Vehr (1940 – 1988) fue actor, autor dramático y cineasta en Nueva York.

***

Bill Vehr, el actor que dirigió clásicos de culto de los 70
The New York Times, 5 de agosto, 1988

Bill Vehr, actor, autor dramático y cineasta, murió de SIDA el pasado martes en el hospital Beth Israel Hospital de Nueva York. Tenía 48 años. Mr. Vehr, nacido en Green Hills (Ohio), no tuvo una instrucción formal en el teatro. Llegó a ser conocido a finales de los años 60 y en la década de los 70 como cineasta underground, autor de clásicos de culto como “Avocada”, “Brothel” (Burdel), “The Mystery of the Spanish Lady” (El misterio de la dama española) y “M. M. for M. M.”, todas protagonizadas por Mario Montez.

Mr. Vehr fue uno de los miembros originales de la Compañía The Ridiculous Theater de Charles Ludlam, en la que participó como autor dramático y actor. Entre sus obras figuran “Whores of Babylon” (Rameras de Babilonia), producida dos veces por la compañía a finales de los 60. También fue una especie de erudito en la obra de James Joyce, e hizo lecturas públicas de “Finnegans Wake” en diversos ámbitos de la ciudad.

Mr. Vehr fue conocido como actor de The Ridiculous Theater, y apareció como actor en papeles protagonistas en producciones tales como “Bluebeard” (Barba azul), “Eunuchs of the Forbidden City” (Eunucos de la ciudad prohibida), “Reverse Psychology” (Psicología inversa), “Stage Blood” (Sangre del escenario) y “Camille”. Fue un personaje y un actor cómico capaz de interpretar papeles tan diversos como el inolvidablemente servil Bob Cratchit en la producción de Mr. Ludlam de “A Christmas Carol” (Un cuento de Navidad), el untuoso ministro en “Love’s Tangled Web” (La tela enmarañada del amor) de Ludlam, y una monstruosa madre escénica en “Der Ring Gott Farblonjet” de Ludlam.

Mr. Vehr fue ante todo un protagonista clásico, con una fuerte presencia escénica y una voz clásica, interpretando a Armand Duval, el romántico protagonista de “Camille” de Ludlam. Fue considerado un actor brechtiano con la capacidad de convertirse en el personaje y comentarlo al mismo tiempo.

Bill Vehr, 48, Actor Who Was Director Of 70’s Cult Classics

Bill Vehr, an actor, playwright and film maker, died of AIDS on Tuesday at Beth Israel Hospital in New York. He was 48 years old. Mr. Vehr, born in Green Hills, Ohio, had no formal training in theater. He became known, in the late 1960’s and 1970’s, as the underground film maker who created and directed such cult classics as »Avocada,» »Brothel,» »The Mystery of the Spanish Lady» and »M. M. for M. M.,» all starring Mario Montez.

Mr. Vehr was one of the original members of Charles Ludlam’s Ridiculous Theater Company, as a playwright and an actor. Among his plays was »Whores of Babylon,» which had two productions by the company in the late 1960’s. He was also something of a James Joyce scholar, giving public readings of »Finnegans Wake» throughout the city.

It was as an actor with the Ridiculous Theater that Mr. Vehr was best known, appearing in lead roles in such productions as »Bluebeard,» »Eunuchs of the Forbidden City,» »Reverse Psychology,» »Stage Blood» and »Camille.» He was a character and comic actor capable of playing roles as dissimilar as an unforgettably cringing Bob Cratchit in Mr. Ludlam’s production of »A Christmas Carol,» an unctuous minister in Mr. Ludlam’s »Love’s Tangled Web» and a monstrous stage mother in Mr. Ludlam’s »Der Ring Gott Farblonjet.»

Mr. Vehr was most of all a classical leading man, with a strong stage presence and classical voice, playing Armand Duval, the romantic lead, to Mr. Ludlam’s »Camille.» He was considered a Brechtian actor with the ability to be in the character and comment on it at the same time.

The New York Times. August 5, 1988.

Charles Ludlam y Bill Vehr. ‘Camille’ Off-Off Broadway 1974.

***

2 de enero de 1969
SOBRE LA CENSURA
por Jonas Mekas

No quiero terminar el año con una nota morbosa, pero creo que es mejor dar fin al año que acaba con algo desagradable, que empezar el nuevo de esa manera; por eso aquí estoy, con malas noticias.

Me parece a mí, al menos durante mis días “morbosos”, que cuanto más alto volamos (hasta la luna, digamos), más parecemos ignorar al ciudadano privado, pequeño, individual. No damos importancia, ni siquiera prestamos atención, al hecho de que una persona, un individuo, sea atropellado, despreciado, de que todas sus libertades sean violadas: son sólo las grandes cosas, como las manifestaciones, las marchas, las protestas, lo que nos llama la atención. De modo que cuando el Senado de los Estados Unidos ignoró completamente los derechos de Jack Smith sobre su película Flaming Creatures, e hizo docenas de copias de ésta, ni un solo representante de la ley levantó un dedo para impedirlo: todos hablaron del juez Fortas, y todos ignoraron los derechos del realizador.

Todo el mundo habla de cómo se han relajado las leyes de censura en el país. Parecemos estar muy contentos con la libertad “pública” y con todas las películas vulgares que ahora podemos ver. Cuando alguna estúpida película sueca es detenida en la aduana hacemos un escándalo: todo aquello que ocurre a gran escala parece tener mucha importancia para nosotros, pero no nos interesa saber cómo, todos los días, los derechos del cineasta son transgredidos, burlados, por laboratorios cinematográficos, por aduanas, por la policía, en casos pequeños, interminables e ignorados. (Cuando la aduana confiscó mis películas a mi regreso de Italia, y cuando rehusé permitirles que proyectaran los originales, me obligaron a pagar ciento sesenta dólares por las copias, que no me eran de ninguna utilidad). El pequeño cineasta no tiene dinero para comprar a la justicia.

Tengo una idea bastante funesta sobre la justicia de nuestros tribunales, de nuestro Ayuntamiento (esperen a que publique mi Diario…). He tenido mis experiencias y he perdido; he perdido mis pleitos y mi fe en la justicia. La Cinemateca continúa cerrada. La Policía de Nueva York aún retiene dos pantallas, dos proyectores, una película totalmente inocente de Andy Warhol y una película totalmente inocente de Jack Smith (no Flaming Creatures), que confiscaron hace casi cuatro años, y, nótese bien, nunca hubo una demanda en contra de estas obras. Pero para que la policía devolviera todo esto la Cinemateca tendría que ir a juicio, y ya hemos calculado que nos saldría mucho más caro un juicio contra la policía que volver a comprar dos nuevos proyectores, dos nuevas pantallas y volver a hacer dos nuevas películas. Y esa es la justicia. A la mierda con la justicia de Nueva York.

De manera que he llegado a la conclusión —y así lo he aconsejado a todos los cineastas— de que es mejor mantenerse alejado de la policía y de los tribunales; no confiar en la justicia, no confiar en la policía, actuar con más sagacidad, ser más astuto, trabajar desde el underground y no hablar de ello. Cuando llevo una película a Canadá, o traigo una película desde Canadá, y tengo que cruzar la frontera, aun cuando esta película sea un dechado de inocencia, siempre la escondo cuidadosamente. Conozco a la policía. Y cuando oigo que un cineasta tiene problemas, pienso sencillamente que es un imbécil. Cualquier cineasta que confíe en la policía, en la autoridad cívica o en la ley es un estúpido inocente.

Ahora bien, todo esto que acabo de decir es un resumen de mi posición actual y también una introducción a las aventuras y desventuras de Bill Vehr, cuyo caso es una ilustración típica de cómo están siendo violados en la actualidad los derechos de los cineastas y qué poco se puede hacer sobre ello, porque en lo único en que pensamos es en los hombres que han entrado en la órbita de la luna. Quisiera que leyeran las dos cartas siguientes, que vieran, queridos lectores, ciudadanos, abogados, amigos de la justicia, y ustedes, los revolucionarios; que vieran si pueden hacer algo acerca de esto, si pueden empezar el nuevo año haciendo algo acerca de esto. Qué, no lo sé. Pero este caso está clamando al cielo, o al infierno, no sé bien a cuál de los dos. [En cuanto a los aspectos obscenos de las películas en cuestión, es decir, de la obra de Bill Vehr, son tan inocentes como el trasero de un niño; no tenemos siquiera que mencionarlo (¿no?)].

He aquí la primera carta:

Querido Jonas:

Esperaba poder solucionar mis problemas sin tener que recurrir y/o molestar a mucha gente; pero ahora los acontecimientos se han precipitado fuera de control y no sé a quién dirigirme. Quizá puedas ofrecerme alguna sugerencia o algo de ayuda. El primero de octubre volvía en autobús de Montreal, donde había tenido lugar una exhibición de mis películas Brothel y Avocada y de algunas escenas de una obra en proceso de realización. En la frontera fui detenido por oficiales de la Aduana de los Estados Unidos. Registraron mi equipaje y confiscaron mis películas. Las proyectaron y decidieron que constituían una violación del Código número 1305, título 19, de la ley de los Estados Unidos (en otras palabras, ¡obscenos!). Desgraciadamente, llevaba conmigo el original y la única copia de Brothel; también el material original de mi obra en preparación. Después de dos meses de cartas, llamadas de teléfono, etcétera, me enteré finalmente de que las películas habían sido juzgadas obscenas y contrarias al Código 1305, título 19, por el señor Fishman, del Departamento de Aduanas de Nueva York. Me dijeron entonces que podía firmar un permiso, entregando las películas a la Aduana de los Estados Unidos, para que hicieran con ellas lo que creyeran conveniente; en caso contrario, las películas serían presentadas en el tribunal para ser procesadas. Las películas están ahora en Albany (donde tendrá lugar el juicio), y yo tengo que defender mis derechos sobre ellas. Por supuesto, hay mucho más de lo que he escrito —un amigo mío y yo fuimos tratados brutalmente en la frontera, como si fuéramos criminales—; además, las películas se extraviaron en el correo durante cuatro semanas, nadie sabía dónde estaban y a nadie le importaba; dos hombres del Departamento de Aduanas vinieron a mi casa una vez cuando yo no estaba ahí y dejaron una nota; etcétera, etcétera.

He hablado con un abogado, al que creí interesado en el caso y dispuesto a defenderlo por una cantidad mínima. Sin embargo, parece que su cantidad “mínima” asciende a setecientos cincuenta dólares de anticipo, más seguramente dos mil quinientos dólares al terminar el juicio o juicios. Tres mil dólares parece una gran cantidad de dinero para pagar a alguien con el fin de recobrar algo que de todas maneras te pertenece; además, si alguna vez tuviera ese dinero, lo que haría sería: a) mudarme del nido de ratas en el que vivo; b) hacer un viaje alrededor del mundo; c) hacer otra película infinitamente superior a la que tienen retenida. Cualquiera de estas posibilidades (a, b o c) es mejor que seguir sus condiciones insensatas, idiotas y exhaustivas. Por otra parte, ¿cómo puedo dejar que esos BASTARDOS se salgan con la suya? Por favor, Jonas, si tienes alguna sugerencia, propuesta, consejo, remedio casero, cualquier cosa, por favor, llámame o escríbeme.

BILL VEHR
517 Este, calle 12.

La segunda carta (una semana más tarde, el 21 de diciembre):

Nunca envié la otra carta —no quería molestarte—, pero ahora estoy desesperado; tengo que aparecer en Albany el seis de enero para defender mis películas. No tengo dinero para pagar a un abogado, ni siquiera lo tengo para el billete de autobús o para un hotel una vez ahí. Según la cita del juzgado, tengo que quedarme ahí dos días.

¿Cómo pueden hacerme esto? ¿Cómo pueden eliminarme? ¿Qué puedo hacer? Feliz Navidad.

BILL VEHR


Avocada (1966)

“…un estudio de retorcimiento muy artístico; Carole Morelle se retuerce como si hubiera nacido para retorcerse en las películas, se retuerce como una estrella de cine entre velas que parpadean y ardientes movimientos de cámara. (AVOCADA) está impregnada de sombras azules y verdes. Es incomparable y de una belleza extremadamente nutricia. Es una película poseída por un glamour dorado.” –Jack Smith.

“Bill Vehr hace una entrada magnífica en el cine… Su película se hizo con el público de la Cinematheque con su belleza recargada, su delicadeza, su erotismo, y su punto pervertido, por así decir, a la manera de Jack Smith… El mundo de Vehr procede del famoso Marqués, nacido del fruto de la decadencia.” –Jonas Mekas, The Village Voice.

“…tiene un comienzo electrizante, contundente, con un fantasma sexual grandioso y exótico, construido con un exquisito gusto visual hasta una parte central imponente, y luego termina con brusquedad.”–Ronald Tavel.

Nota: Sonido opcional: “Cualquier grabación de música folclórica peruana”. –B.V.

(Esta película ha sido restaurada y devuelta a la distribución comercial con el apoyo del New York Lesbian & Gay Experimental Film Festival, Stuart Sherman, el legado de Bill Vehr, Du Art Film Laboratories Inc., y New York State Council on the Arts.)

“…a study of high-art writhing. Carole Morell writhes as if she were born to writhe in movies; writhes like a movie star among flickering candles and smouldering camera movement. (AVOCADA) is steeped in blue green shadows. It is incomparable and nutritiously beautiful. It is a film possessed of gilded glamour”–Jack Smith.

“Bill Vehr is making a magnificent entrance into cinema… His movie took the Cinematheque’s audience with its beauty–flamboyant, delicate, and erotic, and a little bit like Jack Smith’s, perverted that is to say… Vehr’s world has been inherited from the famous Marquis, born of the fruits of decadence.”–Jonas Mekas, The Village Voice.

“…begins electrifyingly, forcefully, with a grandiose and exotic sexual phantasm, builds up with delicious visual taste, to a towering cetner, and then brusquely ends.”–Ronald Tavel.

N.B. Optional sound: “Play any recording of ethnic Peruvian folk music.”–B.V.

(This film has been restored and returned to rental distribution with assistance from the New York Lesbian & Gay Experimental Film Festival, Stuart Sherman, the estate of Bill Vehr, Du Art Film Laboratories Inc., and the New York State Council on the Arts.)


Traducción de los textos: Javier Oliva