Cineinfinito #186: Étienne-Jules Marey

CINEINFINITO / Centro Cultural Doctor Madrazo
Viernes 17 de Diciembre de 2021, 18:30h. Centro Cultural Doctor Madrazo
Calle Casimiro Sainz, s/n
39004 Santander

Programa:

– Films chrono­photographiques (1889-1904), b/n, silente, 27 min

Formato de proyección: HD

Agradecimiento especial a Cinémathèque française.


Étienne Jules Marey (Francia, Beaune, 5 de marzo de 1830 – París, 21 de mayo de 1904) fue un médico, fotógrafo e investigador francés, destacó por sus investigaciones en el estudio fotográfico del movimiento.

Etienne-Jules Marey fue fisiólogo y cronofotógrafo. Nacido en Beaune, Francia, en 1830. Marey fue a París en 1849 para matricularse en la facultad de medicina para estudiar cirugía y fisiología. Se graduó como médico en 1859, y en 1864 fundó un pequeño laboratorio en París donde estudió la circulación de la sangre, publicando «Le mouvement dans les fonctions de la vie» en 1868. Desde 1863, Marey perfeccionó los primeros fundamentos de su “método gráfico”, que estudiaba el movimiento utilizando instrumentos de registro y gráficos. Utilizando polígrafos e instrumentos de registro similares tuvo éxito en analizar con diagramas el caminar de un hombre y de un caballo, el vuelo de los pájaros y los insectos. Los resultados –publicados en «La Machine Animale» en 1873– despertaron mucho interés y llevaron a Leland Stanford y Eadweard Muybridge a proseguir sus propias investigaciones, por medio de la fotografía, en el movimiento de los caballos. A su vez la influencia de Muybridge y las personas próximas a Marey, incluyendo a Alphonse Penaud, llevaron al fisiólogo a estudiar la fotografía para el estudio del movimiento.

En el ámbito de la fisiología en 1863 Marey realizó también mejoras en el esfigmógrafo, aparato que sirve para monitorizar el movimiento del sistema circulatorio (especialmente el pulso), haciendo que fuese transportable.

Marey quedó admirado por los resultados que Muybridge había conseguido en Palo Alto, pero insatisfecho por la falta de precisión en las imágenes de pájaros. En 1882, perfeccionó la ‘escopeta fotográfica’, inspirada por el “revólver fotográfico” inventado en 1874 por el astrónomo Jules Janssen, y capaz de tomar doce exposiciones en un segundo. En 1882 Marey abrió la Estación fisiológica en el Bois de Boloigne, fundada por la ciudad de París, con Georges Demenÿ como asistente. Marey abandonó rápidamente su escopeta y en 1882 inventó una cámara de placa fija cronomatográfica equipada con un obturador de tiempo. Utilizándola, tuvo éxito al combinar en una placa varias imágenes sucesivas en un simple movimiento.

Para facilitar el disparo desde diferentes posiciones, la cámara se colocó dentro de una gran cabina de madera que corría sobre raíles. Entre 1882 y 1888 se tomaron numerosas placas en la estación, incluyendo las famosas figuras geométricas.

En 1888 Marey de nuevo mejoró su invento reemplazando la placa de cristal por una larga tira de papel sensible. La primera película sobre papel, que tomó veinte imágenes en un segundo, se mostró, pero no se proyectó en la Academia de Ciencias el 29 de octubre de 1888. La tira se movía intermitentemente en la cámara con la ayuda de un electroimán. Dos años después, Marey reemplazó el papel con una película transparente de celuloide de 90 mm de ancho y 1,2 m o más de largo. Una placa de presión inmovilizaba la película y un muelle la soltaba cuando la presión disminuía.

Entre 1890 y 1900, Marey (asistido por Demenÿ hasta 1894, y a continuación por Lucien Bull y Pierre Nogues) hicieron un número considerable de tiras de película de análisis del movimiento, de gran calidad estética y técnica, incluyendo los muy bellos autorretratos de Marey y Demenÿ y el famoso gato cayendo, filmado en 1894. Ese año, Marey aceptó la renuncia de Demenÿ, que deseaba explotar comercialmente sus métodos magistrales. 1894 también marcó la publicación de «Le mouvement» de Marey, un trabajo importante que cubría todas sus investigaciones. Ejerció una considerable influencia en los inventores pioneros del cine en la década de 1890. Sus trabajos, ampliamente difundidos por la prensa internacional, fueron una fuerte inspiración para Thomas Edison y Louis Lumière, entre otros.

Marey, el padre fundador de la técnica cinematográfica, moriría en 1904.


Películas cronofotográficas

En 1888, después de la aparición en el marcado fotográfico de los rollos de papel negativo Eastman Kodak, Étienne-Jules Marey anuncia a la Academia de Ciencias que espera «conseguir una serie de imágenes sobre una larga tira de papel sensible, animada por una traslación rápida con paradas en los momentos de obturación». Meses después da un paso decisivo. En el verano de 1889, como atestigua la obra del comandante Bonnal, Équitation, Marey realiza sus primeras películas sobre celuloide. En efecto, adaptó a su cámara la película negativa en celuloide de la Eastman Photographic Materials Company. La «puerta de la película», sistema concebido por Marey para que la película desfile de manera intermitente en la cámara empieza a producir resultados. El sistema es patentado el 3 de octubre de 1890.

Las primeras películas utilizadas por Marey en 1889 provienen de la empresa americana de George Eastman. Pero poco después otros suministradores, como el francés Balagny y el inglés Blair, llegan a satisfacer al fisiologista, siempre a la búsqueda de películas. El formato de 90 mm seguirá siendo el más utilizado debido al tamaño y la calidad de las imágenes, que Marey podía a continuación estudiar, proyectar e incluso calcar. No obstante, también usó películas de 60 mm de anchura. En cuanto a la longitud, varía entre 11 y 420 cm. En 1899 Marey utiliza también película de 35 mm para la nueva versión de su cañón cronofotográfico. Sea de 90 mm, 60 mm o 35 mm, la película nunca está perforada, lo que da lugar a problemas de equidistancia de las imágenes, e impide a Marey alcanzar un logro completo en el camino de las proyecciones cronofotográficas.

Las películas del fisiologista fueron realizadas para el estudio de fenómenos precisos, en el marco de estudios específicos: la marcha del soldado, la economía de las fuerzas musculares, la locomoción del caballo, etc. Las imágenes de estas películas sirvieron también a Marey para respaldar sus teorías científicas, y por tanto se publicaron en numerosos artículos y tratados. Por ejemplo, las famosas películas sobre la caída del gato aparecieron en prensa en 1894. Por otro lado, la aportación del asistente de Marey, Georges Demenÿ, es inmensa: él continuará realizando películas después de ser despedido de la Estación fisiológica en 1894, y se asociará con Léon Gaumont en 1895.

La dualidad de las imágenes mareysianas tiene algo de inquietante. Por su belleza y su misterio, cautivan hoy al gran público, que ignora completamente por lo general los problemas asociados a la fisiología del movimiento. Por su significación y su razón de ser, apasionan a los fisiologistas y biomecánicos actuales. Marey jugaba ya con esta ambigüedad en su época: trataba de realizar imágenes cada vez más asombrosas a fin de sorprender al mundo científico y al público. ¿No era su programa «ver lo invisible»? Este avance hacia lo espectacular daría lugar, un poco más tarde, a la industria del séptimo arte.

La cinemateca francesa custodia más de 420 negativos originales de Marey; los archivos franceses del CNC conservan unos 160, lo que da una idea de la considerable filmografía del primer «realizador de cine» del siglo XIX. Estas películas provienen todas, o casi todas, de la misma fuente: el Instituto Marey. La Estación fisiológica, donde realizará la mayor parte de su obra fílmica, fue creada en 1882. En 1901 se construyó, a su lado, un Instituto Marey, destinado principalmente a controlar y uniformizar los aparatos del método gráfico. Pero también servirá de laboratorio para otras investigaciones. Sobre todo, albergará el primer Museo Marey, que será desgraciadamente desmantelado a su muerte. Los dos principales discípulos de Marey, Pierre Noguès y Lucien Bull, preservarán los archivos, los aparatos, las placas de vidrio y las películas, en una época en la que ya nadie se interesaba por todo ello.

En 1963, Henri Langlois, secretario general de la Cinemateca francesa, decide organizar en el palacio de Chaillot la primera exposición dedicada a Marey. Lucien Bull le ofrece con este motivo aparatos, archivos, y los negativos originales. Pierre Noguès donará igualmente aparatos y venderá a la Cinemateca una gran parte de sus archivos personales. También en los años 1960 Jean Vivié, historiador de las técnicas cinematográficas, conoce a Lucien Bull. Vivié contribuirá en gran medida a sacar de la sombra a Bull, pionero del cine científico y autor de extraordinarias películas de gran velocidad. En agradecimiento, Bull le ofrecerá sus archivos y el resto de las películas de Marey que poseía -que se encuentran actualmente en los Archivos franceses del CNC.

Laurent Mannoni

Films chrono­photographiques

En 1888, après l’introduction sur le marché photographique des rouleaux de papiers négatifs Eastman Kodak, Étienne-Jules Marey annonce à l’Académie des sciences qu’il espère « obtenir une série d’images sur une longue bande de papier sensible, animée d’une translation rapide avec arrêts aux moments des poses ». Un pas décisif est franchi quelques mois plus tard. Durant l’été 1889, comme le prouve l’ouvrage du commandant Bonnal, Équitation, Marey réalise ses premiers films sur support celluloïd. Il a en effet adapté à sa caméra la pellicule négative en celluloïd de l’Eastman Photographic Materials Company. Le « cadre presseur », système d’entraînement conçu par Marey pour que la pellicule défile par intermittence dans la caméra, donne alors satisfaction. Le système de l’appareil est breveté le 3 octobre 1890.

Les premières pellicules utilisées par Marey en 1889 proviennent de la firme américaine de George Eastman. Mais peu après, d’autres fournisseurs, tels le Français Balagny et l’Anglais Blair, parviennent à satisfaire le physiologiste, toujours à la recherche de pellicules. Le format 90 mm demeurera le plus utilisé en raison de la grandeur et la qualité des images que Marey pouvait ensuite étudier, projeter, et même calquer. Des pellicules larges de 60 mm ont cependant aussi été employées. Quant à la longueur, elle varie entre 11 cm et 420 cm. En 1899, Marey a également utilisé du film 35 mm pour la nouvelle version de son fusil chronophotographique. Que ce soit du film 90 mm, 60 mm ou 35 mm, la pellicule n’est jamais perforée, ce qui engendre des problèmes d’équidistance des images, et empêche Marey de réussir pleinement dans la voie des projections chronophotographiques.

Les films du physiologiste ont été réalisés pour l’étude de phénomènes précis, dans le cadre d’études spécifiques : la marche du soldat, l’économie des forces musculaires, la locomotion du cheval, etc. Les images de ces films ont également servi à Marey pour étayer ses théories scientifiques, et sont donc publiées dans ses nombreux articles et ouvrages. Par exemple, les célèbres films sur la chute du chat ont paru dans la presse en 1894. Par ailleurs, l’apport du préparateur de Marey, Georges Demenÿ, est immense : il continuera d’ailleurs à réaliser des films après son renvoi de la Station physiologique en 1894. Il s’alliera avec Léon Gaumont en 1895.

La dualité des images mareysiennes a de quoi troubler. En raison de leur beauté, de leur mystère, elles captivent aujourd’hui le grand public qui est en général totalement ignorant des problèmes posés par la physiologie du mouvement. En raison de leur signification, de leur raison d’être, elles passionnent les physiologistes et les biomécaniciens actuels. Marey jouait déjà sur cette ambiguïté à son époque : il cherchait à réaliser des images de plus en plus étonnantes afin de surprendre le monde scientifique et le public. Son programme n’était-il pas de « voir l’invisible » ? Cette course en avant vers le spectaculaire allait engendrer, un peu plus tard, l’industrie du septième art.

La Cinémathèque française possède plus de 420 négatifs originaux de Marey ; les Archives françaises du film du CNC en conservent environ 160, ce qui donne une idée de la considérable filmographie du premier « réalisateur de film » du XIXe siècle. Ces films proviennent tous, ou presque, de la même source : l’Institut Marey. La Station physiologique, où il va réaliser la majorité de son œuvre filmique, est créée en 1882. En 1901 est édifié juste à côté un Institut Marey, notamment chargé de contrôler et d’uniformiser les appareils de la méthode graphique. Mais il servira aussi de laboratoire pour d’autres recherches. Surtout, il abritera le premier Musée Marey, qui sera malheureusement démantelé à sa mort. Les deux principaux disciples de Marey, Pierre Noguès et Lucien Bull, préserveront les archives, les appareils, les plaques de verre et les films, à une époque où plus personne ne s’y intéressait.

En 1963, Henri Langlois, secrétaire général de la Cinémathèque française, décide d’organiser au palais de Chaillot la première exposition consacrée à Marey. Lucien Bull lui offre à cette occasion des appareils, des archives, et les négatifs originaux. Pierre Noguès donnera également des appareils, et vendra à la Cinémathèque une grande partie de ses archives personnelles. C’est également durant les années 1960 que Jean Vivié, historien des techniques cinématographiques, rencontre Lucien Bull. Vivié fera beaucoup pour sortir de l’ombre Bull, pionnier du cinéma scientifique et auteur d’extraordinaires films à grande vitesse. En remerciements, Bull lui offrira des archives et le reste des films Marey en sa possession – ceux qui se trouvent désormais aux Archives françaises du film.

Laurent Mannoni


Traducción de textos: Javier Oliva