Cineinfinito #195: Swanson & Dwan (II)

CINEINFINITO / CINE CLUB SANTANDER (#336)
Jueves 10 de Marzo de 2022, 19:30h. Fundación Caja Cantabria
Calle Tantín, 25
39001 Santander

Programa:

– Manhandled (1924), 35mm, b/n, silente, 75min.

*Presentación a cargo de José Luis Torrelavega

Formato de proyección: HD

En colaboración con el Cine Club Santander y Fundación Caja Cantabria


Las flappers eran mujeres jóvenes de los años 20 que llevaban minifalda (a la altura de la rodilla se consideraba minifalda en aquella época) y melena corta estilo garçon, escuchaban jazz y alardeaban de su desdén por el comportamiento “aceptable”. Se las consideraba atrevidas porque iban muy maquilladas, bebían alcohol, fumaban en público, conducían, y tenían una actitud informal ante el sexo, entre otras formas de incumplimiento de los códigos sociales y sexuales. A medida que se extendieron los automóviles, las flappers ganaron libertad de movimientos e independencia. Las flappers son iconos de los locos años 20, ese periodo que siguió al fin de la Primera Guerra Mundial, lleno de turbulencias sociales y políticas y de creciente intercambio cultural transatlántico, incluyendo la exportación de la cultura americana del jazz a Europa. Frente a este movimiento contracultural se produjo una reacción de los sectores más conservadores, principalmente de personas de más edad, que sostenían que las flappers iban “casi desnudas”, y que eran “frívolas”, “insensatas” y estúpidas.

Flappers were a subculture of young Western women in the 1920s who wore short skirts (knee height was considered short during that period), bobbed their hair, listened to jazz, and flaunted their disdain for what was then considered acceptable behavior. Flappers were seen as brash for wearing excessive makeup, drinking alcohol, smoking cigarettes in public, driving automobiles, treating sex in a casual manner, and otherwise flouting social and sexual norms. As automobiles became available, flappers gained freedom of movement and privacy. Flappers are icons of the Roaring Twenties, the social, political turbulence and increased transatlantic cultural exchange that followed the end of World War I, as well as the export of American jazz culture to Europe. There was a reaction to this counterculture from more conservative people who belonged mostly to older generations. They claimed that the flappers’ dresses were ‘near nakedness’, and that flappers were ‘flippant’, ‘reckless’, and unintelligent.

Russell Patterson

***

Gloria Swanson (Chicago, 27 de marzo de 1899-Nueva York, 4 de abril de 1983) fue una actriz de cine y productora estadounidense, ganadora de un Globo de Oro y candidata al premio Óscar en tres ocasiones.

En la década de 1920 brilló como una de las principales estrellas del cine mudo, colaborando con figuras como Rodolfo Valentino, Cecil B. DeMille y Erich Von Stroheim, y fue una de las actrices más glamurosas y polémicas por sus extravagantes lujos y agitada vida amorosa; a lo largo de su vida sumó seis matrimonios y varios romances muy comentados por la prensa. En pocos años rodó más de veinte filmes y en 1929 fue nominada en la primera edición de los premios Oscar por La frágil voluntad (Sadie Thompson). En su etapa de apogeo con la compañía Paramount gozó de un salario anual de un millón de dólares, suma colosal para la época; pero la irrupción del cine sonoro la llevó a perder súbitamente el favor del público, como ocurrió a casi todas las estrellas del momento. Se retiró del cine a los 35 años de edad, aunque siguió trabajando en radio y televisión, y a edad madura reapareció triunfalmente en la gran pantalla con Sunset Boulevard (1950) de Billy Wilder.

***

Allan Dwan (Joseph Aloysius Dwan): Toronto, 3 de abril de 1885 – Los Ángeles, 28 de diciembre de 1981) fue uno de los pioneros directores, productores y guionistas del cine. Logró adaptarse al cine sonoro con brillantez y descubrió a muchas actrices. Es uno de los verdaderos grandes, por muy modesto que fuera, según el autor Miguel Marías.

Allan Dwan / René Hubert / Gloria Swanson

Manhandled (1924)

Tercera de las ocho películas de Dwan con Gloria Swanson, quien acababa de rodar seis bajo la dirección de DeMille que le habían dado una gran celebridad. El conjunto de estas catorce películas realizadas por estos dos genios del cine con la gran estrella (que fue también una gran actriz) se cuentan entre las comedias más increíbles del cine americano. Manhandled, todo un triunfo, vale sobre todo por su mezcla extremadamente brillante de invención cómica y realismo (como en las secuencias en el metro y en los grandes almacenes), y por una puesta en escena de una alegría y un dinamismo que jamás decae. La película es una defensa de la naturalidad contra la sofisticación, el esnobismo y toda impostura que oculte la realidad. Menos ácido que DeMille, pues aquí no se intenta transmitir una enseñanza moral sobre la pareja, Dwan se divierte dejando a sus personajes en libertad, observándolos en unas situaciones que, banales en un principio, se hacen progresivamente cómicas gracias a la exactitud de la observación, la verosimilitud y la espontaneidad de los actores que las viven. La película se ve como si acabara de ser filmada. Ni una arruga, ni una nota falsa. Una muestra de talento brillante, de juventud y vivacidad.

Jacques Lourcelles. Publicado en Dictionnaire du Cinéma (Les Films), Éditions Robert Laffont, 1992. Traducción del francés: José Luis Pérez Trespalacios (JL Torrelavega)

***

Bellísima película, con un bellísimo comienzo a la altura de unos pies, y de ahí al metro de Nueva York en una bellísima secuencia rebosante de gente y de gracia. Allan Dwan filmó la bulliciosa ciudad a la altura de sus calles más populares, y se alzaría hasta su famosa silueta en East Side, West Side (1927), un melodrama muy recomendable ambientado en Manhattan. En Manhandled, rodada en los estudios de Paramount en Nueva York y en algunos exteriores reales de la ciudad, hay drama, romanticismo y, sobre todo, comedia; y se nos muestra el espíritu de Nueva York en momentos tan icónicos como el viaje en metro de Tessie McGuire, el personaje de una joven empleada en el que brilla Gloria Swanson. De hecho, ella comienza brillando en los créditos con su nombre “por encima del titulo”, cuando leemos, en tamaño decreciente, “Gloria Swanson en Manhandled, una producción de Allan Dwan”.

La actriz filmó varias películas con este director en los años veinte, antes de su llegada a United Artists, el estudio fundado en 1919 por D.W. Griffith, Charles Chaplin, Mary Pickford y Douglas Fairbanks, con quienes estuvo vinculada entre 1925 y 1933, aunque con menos beneficios de los que esperaba. A sus películas en Essanay, Keystone y Triangle (entre 1914 y 1918) había seguido la vinculación con Famous Players-Lasky/Paramount Pictures (entre 1919 y 1926), en una época en que Allan Dwan, que saltaba de un estudio a otro, regresó a ese mismo estudio. Para él, y así los describe, la época en Paramount fueron los años de comedias y dramas ambientados en la alta sociedad, películas en las que Swanson brilló como una estrella romántica bajo su dirección desde Zaza (1923), rodada también en los estudios neoyorquinos. La historia nos dice que fue entonces cuando brilló con mayor intensidad, y que, además, ese período fue la segunda gran etapa de su trayectoria como actriz. En su autobiografía (Swanson on Swanson, 1981), la actriz confirma que, en aquella época, Nueva York le devolvió la frescura que había perdido en Hollywood.

La jovialidad y energía de Tessie lo demuestran bien, permitiendo a la actriz interpretar el papel de una chica trabajadora que masca chicle con descaro e incluso juega con la pose aristocrática al hacerse pasar por una condesa rusa en respuesta a un tercer desafío laboral: después de cambiar el gran almacén donde trabaja por el estudio de un artista, probando si puede ganarse la vida como

modelo, Tessie acepta la propuesta de fingir un papel, contratada por el propietario de una casa de té muy en boga en la ciudad. Los trabajos de la chica (muy enamorada, además, de Jim Hogan, un tipo rudo y honesto, mecánico durante el día y taxista por la noche, que prueba suerte en la industria del automóvil en Chicago), corresponden a las tres caras de su vida, rodeada por hombres de porte elegante, cartera más llena y menos escrúpulos que “Babe”, como llama a su novio (interpretado por Tom Moore), que a su vez la llama “Kid”. Una chica y su novio, por lo tanto. Paul Garrettson, Robert Brand y Chip Thorndyke son los tres no tan infelices trastos -de trastadas irrisorias, vaya- con los que se cruza Tessie, hasta ser consciente de la distancia que hay entre la caballerosidad y la realidad, como nos señala un intertítulo inicial: “Todos deben ser miembros del mismo club”, dice en un momento la chica, recordando que cada uno le previene sobre los demás: “Un tipo estupendo, pero horrible con las mujeres”.

En 1925, e incluso en una película como Manhandled, que ni moraliza ni elude el abuso de clase y de género sobre una chica como Tessie, acosada de maneras subrepticias y físicamente violentas, uno no esperaría que Gloria Swanson predicara el combate feminista. De hecho, no lo predica, pero tampoco se deja acorralar en el papel de víctima, lo que va muy bien con el alma inconformista del personaje. Una chica joven, exhausta, asalariada en un trabajo que no le gusta, y que tiene una única petición que hacerle a su novio, como en una futura canción pop: “Take me out tonight”. A la actriz, este personaje le permitió tener una experiencia directa como dependienta, preparándose para el papel tras una sugerencia de su director (mucho antes de las enseñanzas del Actor’s Studio, por supuesto). Vale la pena detenerse en lo que dice Dwan (en conversación con Peter Bogdanovich, en The Last Pioneer, 1971):

“Me gustan todas las películas que he hecho con Gloria Swanson, pero quizás Manhandled sea mi favorita, no recuerdo por qué. Ella estaba perfecta y encantadora, en los rodajes, fuera de los rodajes, en todas partes, e impecable. (…) Pero Gloria nunca había trabajado en una tienda, y mucho menos en un departamento de ventas. Decidí que la mejor manera de meterla en el personaje era encontrarle un trabajo en las rebajas y permitirla aprender. Le conseguimos un trabajo en Macy’s y, por supuesto, fue un trabajo muy duro. (…) Entonces apareció alguien del estudio que la reconoció y la llamó por su nombre, lo que provocó un alboroto y se quedó sin trabajo. Pero la historia también requería que el personaje viajara en metro, que era, por supuesto, su purgatorio. (…) Gloria nunca había subido al metro y no podía imaginar cómo era, así que la vestí de manera sencilla, sin maquillaje, con el atuendo más horriblemente cómico que pude encontrar, y tomamos el metro entre Gran Central y Times Square. Nadie prestó atención. Esperamos a un vagón repleto, la empujé adentro y allí la dejé. Cada vez que intentaba salir, la multitud la empujaba hacia adentro; hizo esa ruta de ida y vuelta unas diez veces. (…) Cuando logró apearse en Times Square y salió a la calle, se montó en un taxi y apenas dijo: “Lléveme a…” el taxista contestó: “Vete a la mierda, hermana, vete a la mierda”. Ella insistió: “Lléveme al hotel tal y tal” y él: “Vete, desaparece, no me tomes el pelo”. Y ella: “Soy Gloria Swanson y quiero ir a mi hotel”. Y él: “Hombre, y yo soy Valentino, así que sal de aquí o llamo a la policía”. (…) Nunca me perdonó por aquello. Hizo todo lo que pudo para vengarse, sus típicas bromas. Pero me las arreglé para adoctrinarla, y lo que hizo en la secuencia del metro es fantástico. La gente aullaba de risa. Sabía muy bien lo que hacía”. Ambos lo sabían. Volvemos al metro, secuencia que, en rigor, arranca antes, a la salida de la tienda. Y es realmente buena: los primeros planos de pies y manos agotados podrían ser una “salida de fábrica”, e incluso, sin exagerar, pueden aproximarse a otra famosa película de 1927, expresionista y filmada en Alemania por Fritz Lang, que se inspiró en Nueva York para la ciudad de Metropólis, donde los trabajadores de las catacumbas desfilan como máquinas y aparece un gran reloj operado manualmente.

Pero con Allan Dwan sí estamos en Nueva York. Tessie McGuire es “uno de los rostros de la masa trabajadora”, para la que no hay facilidades. La empatía exige, en este caso, un tono de comedia que se apodera de la secuencia, interpretada gloriosamente por la actriz, con su extraordinario atuendo,

su mímica, en una alianza cómplice con el director. Podría ser la mejor secuencia en un transporte público del cine de la década de los veinte; muy, muy divertida desde el momento en el que Tessie llega a la estación de metro en la hora punta para ser atropellada, sacudida y apretada. La coreografía de los cuerpos, que pone en evidencia la fragilidad física de la chica, permite un gag con el llamativo sombrero que lleva y la lucha entre su pelo, los aretes y el “racimo de uvas” que lo adorna, la maleta, los pies que se pisan, etc… Todo ello es un hallazgo.

La historia de esta película parece haber comenzado, literalmente, con el título. Manhandled, maltratada o víctima de malos tratos, blanco de la fuerza bruta, por así decirlo (y nada que ver con la “esclavitud” del título portugués -Escravizada-, que ya es un clásico…), marca la pauta de la historia. Entre detalles de un drama romántico, con sus sutilezas (y el bello motivo de la ventana que da a la parte trasera y proletaria del edificio donde viven los protagonistas), entre lo que se explora y lo que no se explora sobre el abuso y sus daños, todo es matizado por la comedia. El divertido momento en el que Tessie imita al personaje de una aristócrata rusa (que luego encarnará como oficio) había tenido otra secuencia gemela, descartada del corte final y al parecer desaparecida desde entonces. Es una pena, porque se trata de una secuencia en la que Gloria Swanson imitaría a Charlie Chaplin veinticinco años antes de que lo hiciera como Norma Desmond en Sunset Boulevard, y los relatos existentes de Dwan y de Swanson nos sugieren cuán ingeniosa era.

Maria João Madeira (Cinemateca Portuguesa). Texto para la hoja de sala de la proyección de Manhandled en la Cinemateca Portuguesa- Museo del Cine, el 14 de Diciembre de 2021, dentro del Ciclo Allan Dwan. Traducción de José Luis Torrelavega.

Um belo filme, com um belo, belo arranque à altura dos pés e daí até ao metropolitano de Nova Iorque para uma bela, bela sequência apinhada de gente e de graça. Allan Dwan havia de filmar a cidade atarefada das suas ruas mais populares e elevada às alturas arquitectónicas da sua célebre silhueta em East Side, West Side (1927), o melodrama de Manhattan que tanto se recomenda. Em Manhandled, filmado nos estúdios de Nova Iorque da Paramount e em exteriores da cidade com drama, romantismo e sobretudo comédia, está o espírito de NY e cenas tão icónicas como a da viagem de metro de Tessie McGuire, a personagem da jovem lojista em que Gloria Swanson resplandece. Começa, aliás, por resplandecer no plano dos créditos, com o nome “above the title” em que se lê, em corpo de letra decrescente: Gloria Swanson em Manhandled uma produção Allan Dwan.

A actriz teve um encontro de vários filmes com o realizador nos anos 1920 que antecederam a sua chegada à United Artists, o estúdio fundado em 1919 por D.W. Griffith, Charles Chaplin, Mary Pickford e Douglas Fairbanks ao qual esteve ligada entre 1925 e 1933 aparentemente com menos proveito do que esperaria. Aos da Essanay, Keystone e Triangle (entre 1914 e 1918), sucedera o vínculo com a Famous Players-Lasky/Paramount Pictures (entre 1919 e 1926), pela altura em que Allan Dwan, um andarilho entre estúdios, por lá parava também. Para ele, que assim os descreve, os anos Paramount foram de comédias e dramas ambientados na alta sociedade, onde Swanson brilhava como estrela romântica sob a sua direcção desde Zaza (1923), igualmente realizado nos estúdios de Nova Iorque. Dizem os registos que brilhava intensamente correspondendo esse período ao de um segundo grande fôlego na sua vida de actriz. Na autobiografia (Swanson on Swanson, 1981), Swanson corrobora ao afirmar que, nessa época, Nova Iorque lhe devolveu a frescura que perdia em Hollywood.

A jovialidade, a energia de Tessie demonstram-no bem, permitindo à actriz vestir a pele de uma rapariga trabalhadora que mastiga pastilha elástica com evidente gosto e até há-de brincar com a pose aristocrata quando se faz passar por condessa russa em resposta a um terceiro desafio laboral: depois de trocar o grande armazém em que trabalha pelo atelier de um artista, experimentando a via de modelo para ganhar a vida, Tessie aceita a proposta de um faz de contas contratado pelo proprietário de uma casa de chá em voga na cidade. Os três empregos da rapariga, genuinamente apaixonada pelo namorado pobre, de porte rude e franco, um mecânico diurno-taxista nocturno que entretanto vai tentar a sorte na indústria automóvel em Chicago, correspondem a três tangentes, na sua vida, com homens de porte mais elegante, carteira mais recheada e menos escrúpulos do que o seu Babe, como trata Jim Hogan (interpretado por Tom Moore), que por sua vez a trata por Kid. Uma miúda e o querido dela, portanto. Paul Garrettson, Robert Brand e Chip Thorndyke (também há Riccardi) são os três nem sempre tristes trastes – pequenos trastes, vá – com que Tessie se cruza ficando a conhecer a distância entre a cavalaria e a realidade que o cartão inicial sinaliza. “Devem ser todos membros do mesmo clube”, diz ela a dada altura, rememorando como cada um a vai prevenindo sobre os problemas de cada outro com o sexo oposto (“Um tipo incrível, mas horrível com as mulheres”).

Em 1925, e mesmo num filme como Manhandled que não moraliza muito nem ilude a exposição ao abuso classista e de género de uma rapariga como Tessie, alvo de assédio nas suas formas sub- reptícia e fisicamente violenta, não seria de esperar que Gloria Swanson apregoasse o combate feminista. De facto não apregoa, mas também não se deixa encurralar num papel de vítima, o que vai muito bem com a alma não conformista da personagem. Uma rapariga nova, esgotada como assalariada de um emprego de que não gosta e que tem um único pedido a fazer ao namorado, como numa canção pop mais tardia, “Take me out tonight”. À actriz, a personagem de Manhandled permitiu por sua vez a experiência directa de ser empregada de loja preparando-se para o papel in loco por sugestão do seu realizador (muito antes dos ensinamentos do Actor’s Studio claro está). Vale a pena parar numa citação bem-humorada que remete para a perspectiva de Dwan (em conversa com Peter Bogdanovich, em The Last Pioneer, 1971, tradução de LMO):

“Gosto de todos os filmes que fiz com Gloria Swanson mas talvez Manhandled seja o meu preferido – não me lembro é porquê. Ela era sempre perfeita – e encantadora, em cena, fora de cena, em qualquer lado – e impecável. (…) Mas a Gloria nunca tinha trabalhado numa loja, muito menos num departamento de saldos. Decidi que a melhor maneira de a fazer entrar na personagem era encontrar-lhe um emprego numa loja de saldos e deixá-la aprender. Então, arranjámos-lhe um emprego no Macy’s, e ela pôs-se o mais simples e normal possível – e claro que apanhou uma tareia enorme. (…) Depois apareceu alguém do estúdio que a reconheceu e a chamou pelo nome, o que gerou um pandemónio, e ela ficou sem emprego. Mas a história também exigia que a personagem andasse de metropolitano – o que era, claro, um purgatório. (…) A Gloria nunca tinha andado de metro nem conseguia imaginar como seria, então vesti-a da maneira mais simples, sem maquilhagem, com a roupa mais horrivelmente cómica que encontrei, e fomos andar no metro entre a Grand Central e Times Square. Ninguém lhe prestava atenção. Esperei por um comboio apinhado, empurrei-a lá para dentro, e deixei-a lá. Sempre que tentava sair, a multidão voltava a empurrá-la para dentro, deve ter feito aquele percurso para a frente e para trás umas dez vezes. (…) Quando finalmente conseguiu sair em Times Square e subiu para a rua, entrou num táxi e mal disse ‘leve-me para…’ o taxista disse ‘pira-te, mana, pira-te’. Ela pediu ‘leve-me para o hotel tal e tal’ e ele ‘vá, desaparece, não te ponhas com brincadeiras’. E ela: ‘Eu sou Gloria Swanson e quero ir para o meu hotel.’ E ele: “Pá, e eu sou o Valentino, portanto desaparece daqui ou chamo a polícia.’ (…) Nunca me perdoou por aquilo. Fez tudo o que podia para se vingar – um monte de partidas que eram típicas dela. Mas consegui endoutriná-la, e o que ela fez na cena do metropolitano é fantástico. As pessoas uivavam a rir. Ela sabia bem o que estava a fazer.»

Sabiam os dois. Voltamos ao metropolitano, que em bom rigor começa antes, na saída da loja. A cena é efectivamente muito boa: os primeiros planos de “pés cansados”, “mãos cansadas” podiam ser uma saída de fábrica, podem até sem grande delírio ser aproximados de um outro filme de 1927, o FC expressionista filmado em alemão por Fritz Lang, que se inspirou em Nova Iorque para a cidade de Metropolis onde os operários das catacumbas têm uma marcha mecânica e há uma espécie de grande relógio operado manualmente. Mas com Allan Dwan estamos mesmo em Nova Iorque. Tessie McGuire, a rapariga que pica o ponto, “é um dos rostos da multidão” trabalhadora para quem não há facilidades. A empatia do olhar reclama, no caso, a comédia que vai tomando conta da sequência, gloriosamente interpretada pela actriz, a sua extraordinária indumentária, a sua mímica, uma evidente aliança cúmplice com o realizador. É possível que esta seja a melhor sequência em transportes públicos do cinema dos anos 1920, muito, muito divertida a partir do momento em que Tessie chega à estação de metro na roda-viva da hora de ponta que a atropela antes de conseguir entrar e a espreme e comprime e sacode uma vez na carruagem. A coreografia dos corpos, que põe em evidência a fragilidade física da rapariga em termos comparativos, e permite o gag do chapéu chamativo que se lhe enterra na cabeça numa luta entre cabelo, brincos e o “cacho de uvas” que ornamenta o chapéu, enquanto a mala se abre, os pés se pisam, etc., é um pequeno achado.

A história deste filme parece ter começado literalmente no título. Manhandled, maltratada ou vítima de maus-tratos, alvo de força bruta, digamos assim (e nada que ver com a “escravização” do título português, já é um clássico…), terá dado o mote à história. Entre os pingos do drama romântico, com os seus quiproquós (e o belo motivo do enquadramento à janela que dá para as traseiras proletárias do prédio onde habitam os protagonistas), entre o que é e não é explorado acerca do abuso, e os seus estragos, o filme é atiçado pela comédia. A divertida cena em que Tessie imita a personagem de uma aristocrata russa (que depois encarna como emprego) terá tido uma cena-gémea, descartada da montagem final e aparentemente desaparecida desde então. É pena porque seria uma cena em que Gloria Swanson imitava Charlie Chaplin vinte e cinco anos antes de o ter feito como Norma Desmond em Sunset Boulevard e os relatos existentes de Dwan, de Swanson, indicam como espirituosa. Acredita-se que seria.

Maria João Madeira (Cinemateca Portuguesa)


Traducción del texto: José Luis Torrelavega