Cineinfinito #164: The Sea Wolf

CINEINFINITO / CINE CLUB SANTANDER (#329)
Martes 21 de Septiembre de 2021, 19:30h. Cine Los Ángeles
Calle Ruamayor, 6
39008 Santander

Programa:

– The Sea Wolf (1941), 35mm, b/n, sonora, 100 min.

*Presentación a cargo de José Luis Torrelavega

Formato de proyección: DCP (Restaurada en 2K, con su duración original)

Agradecimiento especial al Cine Club Santander 


Michael Curtiz (nacido Manó Kertész Kaminer; Budapest, Hungría, 24 de diciembre de 1886-Hollywood, 10 de abril de 1962) fue un director de cine estadounidense, originario de una familia judía húngara.

Fue uno de los directores más prolíficos y polifacéticos de la historia del cine (llegó a rodar hasta 167 películas) a lo largo de una notable carrera de cincuenta años en que cultivó todos los géneros, y supo imprimir un gran ritmo y vitalidad a sus obras.

Contribuyó a crear el cine húngaro dirigiendo muchas películas, entre ellas uno de los primeros éxitos nacionales, Bánk Bán (1914). Puede decirse que su carrera cinematográfica, una de las más amplias de la historia del cine, se divide en cuatro periodos: el húngaro (1912-1918), el austriaco (1919-1925), el alemán (1925-1926) y el americano (1926-1961).

Al estallar la Primera Guerra Mundial, sirvió brevemente en el ejército austrohúngaro como artillero, pero volvió a hacer cine en 1915 y en ese año o los siguientes se casó con la actriz Lucy Doraine, de la que se divorciará en 1923. Al acabar la guerra, en Hungría empezó una guerra civil en cuyo curso tuvo problemas: el ejército de Miklós Horthy persiguió a judíos, intelectuales y comunistas; además tuvo que expatriarse cuando la industria del cine fue nacionalizada al advenir la efímera (duró algo más de cuatro meses) República Soviética Húngara de 1919. Se estableció en Viena (Austria), y allí hizo al menos 21 películas para Sascha Films, entre ellos las epopeyas bíblicas Sodom und Gomorra (Sodoma y Gomorra, 1922) y Die Sklavenkönigin (1924). Esta última, lanzada en los Estados Unidos con el título de La luna de Israel, llamó la atención del productor Jack Warner, quien lo contrató en 1926 con intención de que hiciera películas similares para la Warner Brothers. Había realizado ya 40 películas y en el Nuevo Mundo realizará 58 largometrajes mudos y muchos más sonoros. Adicto al trabajo, no comía él mismo ni dejaba comer a los actores para aprovechar ese tiempo de rodaje, hasta que se formó el sindicato de actores y se lo prohibió; también era característico su deplorable nivel de inglés chapurreado, que hizo que, con frecuencia, un intérprete tuviera que asistir a las filmaciones para aclarar lo que decía.

A finales de los años cuarenta firmó un nuevo contrato con la Warner en virtud del cual el estudio y su propia compañía de producción iban a compartir los costos y los beneficios de sus películas posteriores. Sin embargo, estas películas empezaron a resultar un fracaso tras otro, ya fuera a causa de los cambios en la industria del cine en este período o porque Curtiz no se encontraba a gusto o porque había empezado a declinar ya como director. El caso es que hubo pleitos por medio y su relación con los hermanos Warner se rompió definitivamente en 1954. Desde ese año en adelante trabajó como director independiente.

Estilo

Se ha dicho a menudo que Curtiz era un director sin estilo definido: trabajó todos los géneros, no siempre aportando originalidad. Sin embargo, su estilo es muy característico; dinámico, con grandes movimientos de grúa para establecer los entornos y ambientes en que se mueven los personajes, así como ángulos de cámara inusuales; encuadres complejos, con personajes a menudo enmarcados por objetos físicos, mucho movimiento de cámara, planos subjetivos y muy marcado contraste de iluminación, con charcos de sombra. Este estilo suele poner de relieve al personaje sobre su entorno, el cual lo atrapa y representa el papel de la fatalidad y el destino; por demás, los personajes de Curtiz suelen debatirse en dilemas morales tratados más desde un punto de vista emocional que intelectual. Es uno de los representantes del clasicismo de Hollywood y es apreciado por el cinéfilo.


The Sea Wolf (1941)

Dirección: Michael Curtiz Guión: Robert Rossen, a partir del libro de Jack London Producción: Henry Blanke (productor asociado), Hal B. Wallis y Jack L. Warner (productores no acreditados) para Warner Bros. Fotografía: Sol Polito Montaje: George Amy Música: Erich Wolfgang Korngold Reparto: Edward G. Robinson (“Wolf” Larsen), Ida Lupino (Ruth Brewster), John Garfield (George Leach), Alexander Knox (Humphrey Van Weyden), Gene Lockhart (Dr. Louis Prescott), Barry Fitzgerald (Cooky)

Puede considerarse a esta película como la obra maestra de Michael Curtiz. Es verdad que muchas llevan su firma, pero su eclecticismo, su gusto por los adornos y las convenciones hollywoodienses, que convirtió en figuras de estilo, han ocultado a menudo su verdadera personalidad, y creemos que ésta aparece aquí con más claridad que en cualquiera de sus otras películas. Está adaptación de la gran novela de Jack London, admirablemente construida por Robert Rossen y en la que la condensación de la acción y la profundización en la patología de los personajes son un prodigio, le ha servido para ir mucho lejos en el descubrimiento de su propio universo. La mayor parte de sus películas tienen un toque rudo, una dureza de estilo que la importante mirada sobre los héroes positivos tendía a corregir o a borrar habitualmente. Aquí, el grupo de malditos y de criaturas caídas y abandonadas por los dioses que ha reunido en su barco fantasma, en el seno de una penumbra fantástica y cruel, no dejan ninguna duda sobre la visión despiadadamente negra que Curtiz tenía del universo, apenas iluminada por una esperanza tenaz en un triunfo final del humanismo. Escrita y realizada al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, El lobo de mar es también la más convincente denuncia que se ha hecho el cine del fascismo, de la dictadura y de todas las enfermedades del poder. Curtiz y Rossen no predican: muestran. Y la cruda verdad de su pintura se encarna en un reparto particularmente inteligente y muy brillante. Edward G. Robinson, Alexander Knox, John Garfield, Ida Lupino, Barry Fitzgerald y Gene Lockhardt encuentran aquí algunos de los roles más completos y sorprendentes de su carrera. Nota: la novela de Jack London ha sido adaptada numerosas veces: por Hobart Boswoth (1913), por George Melford, (1920), por Ralph Ince (1925), por Alfred Santell (1930), y como Western, Barricade, por Peter Godfrey. Añadamos, en 1958, Wolf Larsen de Harmon Jones, y en Italia Il lupo del mari de Giuseppe Vari (1975).

Jacques Lourcelles, « Dictionnaire du Cinéma – Les Films », Robert Laffont, Paris, 1992

Traducción del francés: José Luis Torrelavega.